Faro de Reykjanes, historia y naturaleza

El entorno del faro de Reykjanes se sitúa en un entorno increíble, entre fumarolas de vapor y conos de origen volcánico. Foto de Nonnz.
El entorno del faro de Reykjanes se sitúa en un entorno increíble, entre fumarolas de vapor y conos de origen volcánico.

Los faros han sido construcciones indispensables para la navegación marítima durante siglos. Hoy a pesar de las mejoras tecnológicas, de los radares, sonares, satélites y dispositivos GPS, los faros conservan su funcionalidad.

En Islandia, dado su carácter insular, los faros han proliferado y se alzan señalando ciudades, cabos y penínsulas, escollos y pasos navegables. El servicios de faros islandés se desarrolló con fuerza desde comienzos del siglo XX, con instalaciones más o menos temporales, generalmente estructuras de

hierro que sostenían las linternas, para a partir de los años 30 construirse edificios sólidos, sobrios y relativamente sencillos de piedra, siempre pintados de colores vivos.

Hoy además de ser guardianes del mar, son ejemplos de una cierta armonía entre la naturaleza y la actividad humana. Además, teniendo en cuenta su antigüedad ya se trata de edificios históricos que muchas veces cuenta la historia que han vivido, o que se ha vivido junto a ellos.

El Faro de Reykjanes.

El faro de Reykjanes en verano. Foto de Richard Gould.
El faro de Reykjanes en verano.

Uno de los faros más famosos y conocidos de Islandia es el faro de Reykjanes. Ello se debe, en parte, a su situación, en la punta sur oeste de la península de que lleva el mismo nombre, la península de Reykiavik, muy cercana a la zona más poblada de Islandia. El hecho de que esta península sea paso obligatorio para todos los buques que, doblándola, se internan en la bahía de Faxa que baña Reykiavik ha hecho de este faro un punto estratégico.

Por otro lado su altura y antigüedad lo hacen uno de los más grandes y antiguos. Se alza a casi 70 metros de altura sobre el nivel del mar, pero el edifico sólo mide 26 metros. El faro actual data de 1907, cuando substituyó a uno de 1878 dañado por el terremoto de 1905.

La construcción se realizó aprovechando la altura suplementaria de una colina para evitar tener que dar más altura al edificio. El diseño y realización se debe al arquitecto Frederik Kjørboe y al ingeniero Thorvald Krabbe.

Un aliciente más es que toda la zona donde se sitúa el faro es una zona de afloramiento termal, lo que proporcionará, con cuidado, eso sí, fotos excelsas a los visitantes.

La importancia de los faros en la cultura y el patrimonio islandés muestra por el hecho de que se realizase una encuesta en 2007 para saber qué faro era el más popular entre los islandeses. El ganador, como no podía ser de otra manera, el faro de Reykjanes.