La gran popularidad de Islandia, a pesar de su rusticidad y los precios altos hace que los turistas y viajeros lleguen al país escandinavo durante todo el año. Una de las épocas que se está volviendo cada vez más populares es la Navidad.
La Navidad en Islandia es una época dura por el clima pero muy social al mismo tiempo. Los islandeses la viven con una mezcla curiosa de tradiciones, muchas de ellas precristianas, fiestas y socialización. La religión es lo de menos como en toda Escandinavia, pero sí que es cierto que los islandeses se toman con mayor seriedad que otro europeos esta época. Quizá porque el consumismo, tan importante en Islandia como en cualquier otra parte, sin embargo cede su trono ante el recuerdo de un pasado duro donde los islandeses estaban solos con su pobreza y su invierno.
Si tiene la suerte de vivir en Islandia en esta época y tiene amigos islandeses, podrá disfrutar de estás tradiciones y festividades.
La Navidad islandesa, lo hemos dicho es una mezcla de paganismo y cristianismo, de mitos originados en diferentes épocas y lugares. Lo más sorprendente es que no hay un Papa Nöel o Santa Claus, ¡hay 13! Son los 13 Papás Nöeles, llamados Yule Lads, los Hombres de Yule. Llegados en trineo, no podía ser de otra manera, desde el Polo Norte, bajan uno a uno, durante las trece noches previas a Navidad. Van dejando pequeños regalos cada noche haciendo que el mes de diciembre sea una apoteosis de esperanza y deseo.
Esta es la versión amable, ya que el mito original, estos gnomos son los hijos de una Ogra de tres cabezas llamada Gryla, a la que le encanta el guiso de niños malos… Hijos mal educados, estos gnomos son el resultado de la unión de dicha ogra con su ¡tercer marido! Leppalúoi. pero la historia no acaba aquí, el gato de la familia, Jólakötturinn, también es aficionado a comerse a los niños que estrenen ropa nueva el día de Navidad.
La mezcla de cuentos ha producido unas Navidades mucho más largas y que dan animación, sobre todo a Reykjavík durante las semanas previas al 25 de diciembre. Y no se olviden de probar la delicia de Navidad, el pan crujiente. El pan es delicioso en toda Escandinavia, en Islandia no destaca tanto, pero durante Navidad se hace indispensable. Es el Laufabrauð.
El 24 por la noche, los fuegos artificiales inundan de luz, si es que las Auroras Boreales no dan color y espectáculo por sí mismas. La bahía de Reykjavík brillará de todas maneras y las calles estarán llenas de gente. Los camiones de bomberos y los barcos saludarán al nuevo año con sirenas y campanas. Una noche llena de ambiente.