Arnarstapi

Arco de lava en los acantilados de Arnarstapi. ©Iñigo Pedrueza.

Este pequeño puerto pesquero se sitúa casi en la entrada del Parque Nacional de Snæfellsjökull, en la costa suroeste de la península de Snæfellsnes. Enclavado en un pequeño entrante que sirve de puerto Arnarstapi ha aprovechado uno de los pocos enclaves protegidos y accesible de una costa abrupta donde los acantilados basálticos sirven de vivienda a miles de gaviotas y charranes árticos..

Historia y Patrimonio.

El lugar, como toda la península de Snæfellsnes tiene muchas leyendas que contar. El nombre aparece en la Saga islandesa de Bardar y Snæfellsáss, donde se habla de un campesino, Bardar que se habría establecido en la zona. El granjero danés que tras múltiples peripecias, habría terminado transformado en medio troll. La estatua del afamado escultor islandés Ragnar Kjartansson da muestra de la importancia mítica del sujeto, constituyendo el monumento humano más importante del pueblo. Porque monumentos naturales los hay a decenas.

La historia siempre es más prosaica y la fundación de la ciudad viene de su emplazamiento. Puerto de pesca y de comercio en una zona de difícil acceso terrestre, el origen de Arnarstapi se pierde en la colonización danesa de la isla. La importancia, sin embargo, queda de manifiesto por la instauración de un monopolio de comercio entre el puerto y Dinamarca en 1565. La corona impuso ese control dado el interés económico del puerto. Durante el siglo XVII y XVIII los agentes del rey recaudaran los impuesto derivados del comercio de la pesca y otros bienes, así como los impuestos de los campesinos de la zona. La relativa riqueza de la zona se muestra en algunos edificios muy antiguos, teniendo en cuenta la historia islandesa, como la residencia del gobernador danés que data de finales del XVII y que es hoy monumento histórico.

Esa riqueza de antaño no impidió el éxodo y la emigración hacia Reikiavik durante el siglo XX, como en toda la zona de Snæfellsnes. Así hoy la población fija no supera las 50 personas, a pesar del crecimiento del turismo. Existen, en cambio, bastantes segundas residencias. Ello explica que exista una pequeña tienda y algunos restaurantes que funcionan sobre todo en verano.

Naturaleza y paisaje.

Pequeña iglesia de Budakirkja al este de Arnarstapi, junto a los campos de lava del sur de la península de Snaefells.
©Iñigo Pedrueza.

Toda costa aledaña es un verdadero monumento. Acantilados de basalto negro donde anidan las gaviotas y los charranes; órganos producto de las erupciones que parecen tallados; cuevas, grutas y cavidades; arcos de lava y simas donde hay que tener cuidado. Todo es grandioso y espectacular. De hecho toda la costa entre Arnarstapi y Hellnar (un poco hacia el sur, donde hay una capilla típica islandesa) ha sido declarada Reserva Natural desde 1979. La ruta de senderismo es espectacular.

Los acantilados de Hellnar con sus agujas de piedra y sus alturas son un lugar que impresiona. Una pequeña iglesia es el único vestigio de civilización en un lugar que parece de otro planeta.

Otra ruta muy recomendable es el sendero que une Arnarstapi y Budir, el único problema es que hay que prever 3 o 4 horas dependiendo de nuestro ritmo, ya que hay que volver. Eso sí el recorrido por los acantilados y los campos de lava, disfrutando de las aves que nos sobrevuelan sin cesar, es increíble.

Donde dormir.

No hay demasiados hoteles o lugares para dormir, ni en Arnarstapi ni en casi ningún pueblo de la zona. Están surgiendo nuevos hoteles y campings que den servicio a los turistas cada vez más numerosos, pero es un proceso lento. Otros pueblos de la península de Snaefellsnes tienen algún hotel, hostels, B&B y campings como Ólafsvík o Sttykishólmur. La nueva ley obliga a dormir en un camping aunque tengamos una campervan o autocarvana.

Escultura de Ragnar Kjartansson. @Iñigo Pedrueza.

Donde comer.

Para comer, como ocurre en toda Islandia podemos hacer dos cosas. Pagar una comida cara en los pocos restaurantes que existen, Arnarstapi cuenta con un par de ellos, uno muy coqueto en el puerto. O, hacer acopio de los alimentos básicos en alguno de los supermercados de Borgarnes y después usar las gasolineras para desayunar y comprar lo que necesitemos.